Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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20 de agosto de 2006

Hace 15 años se produjo el último intento de detener la contrarrevolución que acabó con la Unión Soviética


Para escuchar Himno soviético (pinchar aquí)

Se cumplen ahora 15 años de la creación del “Comité Estatal de Emergencia” (GKChP, por sus siglas en ruso - foto-). El entonces vicepresidente Yanaev, junto con los ministros de defensa Dimitri Yazov, de interior Boris Pugo y el presidente del KGB Vladimir Kriuchkov, como figuras más destacadas, intentaron detener el descenso al abismo y frenar la inminente disolución de la URSS. Hoy, el mundo entero continúa sufriendo las consecuencias de ese fracaso. Según el último estudio sociológico efectuado por el centro de Estudios sociológicos “Levada”, solo el 13% de los rusos consideran los acontecimientos de aquellos días como “el triunfo de la democracia en Rusia”.

Ofrecemos a nuestros lectores los análisis que han hecho estos días los líderes del PCFR y el historiador y periodista I. Fedosieyev.



Introducción y traducción del ruso por Josafat S. Comín


Declaraciones de Iván Mielnikov, Sec. de Organización del PCFR.
Kprf.ru


Los sucesos de agosto del 91 fueron solo un episodio, importante, muy sustancial, pero a fin de cuentas un episodio más, dentro de todo lo que estaba pasando en la Unión Soviética de la segunda mitad de los años 80, cuando el grupo Gorbachov-Yakovlev-Shevarnadze escogió el camino de la traición a los intereses nacionales de la URSS, de nuestros amigos y aliados.



La creación del GKChP de la URSS supuso un intento de detener los procesos destructivos que sacudían el país. La mayor parte de la sociedad lo entendió así.
Pero fue un intento que pecó de falta de preparación y determinación. Fueron unos pasos demasiado tímidos –de un grupo de personas que se habían visto al timón del gobierno de la URSS- como para poder detener el golpe de estado que se estaba produciendo en el país. Con una actuación tan improvisada y poco decidida fue imposible atajar el mecanismo de destrucción que había sido puesto en marcha. Como consecuencia, el golpe de estado terminó de materializarse. Se produjo un cambio de sistema social. No fue solo un relevo de personas. Cambiaron las principales estructuras de gobierno, sus funciones. Los órganos de poder comenzaron a expresar los intereses de grupos sociales que perseguían la restauración del capitalismo y la destrucción de la Unión Soviética.

Las terribles consecuencias que esto acarreó para el país y para el pueblo, es algo que cualquiera puede ver hoy. Una enorme recesión del potencial económico, esferas enteras de la producción destruidas, especialmente en el sector de la investigación. Se produjo un deterioro muy significativo del nivel y calidad de vida de la población. Se agudizaron dramáticamente todas las tensiones interétnicas. Los conflictos y actos terroristas se extienden por todo el Cáucaso norte. En el territorio de la antigua URSS, cientos de miles de personas han sido asesinadas y mutiladas, millones se convirtieron en refugiados o desplazados forzosos.

La cultura, la ciencia, la educación y la salud atraviesan una profunda crisis. Hemos perdido nuestra influencia en la arena internacional, roto lazos con nuestros aliados tradicionales.

La vuelta del país al camino del progreso social va a depender del estado de ánimo de las amplias masas populares.
Se perciben avances, pero por ahora la reacción del pueblo no acaba de corresponderse con el enorme perjuicio que ocasionó a nuestro país la contrarrevolución. El resorte del descontento popular se está tensando.



Declaraciones de Guennadi Ziuganov, Sec. Gral. del PCFR
Sovietskaya Rossia

Cuanto más tiempo pasa más evidente resulta la anomalía que supuso la destrucción de la Unión Soviética. Los procesos de integración en el mundo contemporáneo continúan avanzando, y en la desintegración de la URSS no había nada históricamente ineluctable.
Fue resultado de la influencia criminal de una serie de fuerzas internas y externas.

Han pasado 15 años justos desde el día de la creación del GKChP. Su formación el 19 de agosto del 91, en la que participaron los máximos dirigentes de la URSS, fue un paso en la salvación de un gran estado plurinacional. La gran mayoría de la población estaba de su lado.
De haber actuado con mayor determinación, muchas desgracias de este último decenio y medio se hubieran podido evitar.

Lógicamente, el fatal desarrollo de los acontecimientos fue consecuencia del jesuitismo de Gorbachov. Para entonces, su política había conducido la situación a un callejón sin salida, que planteaba dos posibles alternativas: Preservar la unidad de los pueblos soviéticos y continuar su progresivo desarrollo, o abrir por completo las esclusas de la restauración capitalista. El país se vio abocado a tomar una decisión que determinaría su destino, mientras Gorbachov confiaba en mantenerse al margen de la pelea, e independientemente de su desenlace, permanecer en el poder.
Como resultado de su política alevosa, él mismo salió de la escena histórica con deshonor.


Confuso aniversario de la Federación Rusa
Ilya Fedoseyev
Pravda.info

Durante este fin de semana, todos nos dedicaremos pacíficamente a nuestros asuntos. Habrá quien vaya a su casa de campo; otros se quedarán en las ciudades... Pero nadie nosotros acudirá a ningún mitin ni manifestación. Tampoco parece que vaya a haber conciertos conmemorativos. Sin duda alguien habrá que organice alguna fiesta, pero dudo mucho que sea para celebrar los acontecimientos que tuvieron lugar hace quince años. El lunes volveremos mansamente al trabajo. Vamos, que no dejarán de ser unos días más como tantos otros del calendario.

Sin embargo, cabría esperar que en estos días se organizasen grandiosas celebraciones. Al fin y al cabo nuestra “FR” (Federación Rusa) natal cumple justo quince años: no nació en el bosque Bieloviezhsky (1), sino unos cuantos meses antes, en las barricadas junto a la “Casa Blanca” (como se conocía coloquialmente el edificio que albergaba el entonces Soviet Supremo. N de la T.).
Fue precisamente entonces cuando la burocracia de la Federación arrebató el poder a la burocracia de la Unión. Luego, el pobre Gorbachov, al volver de Foros (2), estuvo bastante tiempo sin poder entender “de qué” era presidente.

¿Pero por qué hoy parece olvidada esta fecha?
No en vano, al principio hubo mucho alboroto en torno a estos acontecimientos, a los que incluso llegaron a bautizar como la”Revolución de Agosto” (en su variante más lírica "revolución con rostro de Rostropovich").
Los tres jóvenes que cayeron en las barricadas fueron declarados inmediatamente héroes, colocando sus bustos junto a la Casa Blanca. ¿Quién recuerda hoy sus nombres? Se llamaban Vladimir Usov, Ilya Krichevsky y Dimitri Komar.
Pero no me suena que a ninguno de ellos, le dedicasen siquiera un triste callejón.



La Unión Soviética se enorgullecía de su 7 de noviembre (día en que se conmemora el triunfo de la revolución. Antigua fiesta nacional. N de la T.) Los Estados Unidos celebran por todo lo alto su 4 de julio. ¿Y nosotros?
Da la impresión de que nuestro país se avergüenza de los sucesos de aquel agosto.
Se avergüenza de su propio nacimiento.
En la URSS, ya en los años veinte se publicaban investigaciones en varios tomos sobre la Revolución de Octubre. Si un investigador descubría algún momento no estudiado sobre el tema, no cabía en sí de júbilo y se difundida ampliamente para todo el país.

¿Y que sabemos nosotros del agosto del 91?
¿Qué pasó realmente? ¿Derrocaron a Gorbachov, o fue él quien se hizo a un lado? Y si lo derrocaron ¿Para qué? ¿Qué curso económico tenía pensado llevar a cabo el “GKChP”? ¿Para qué sacar el ejército en Moscú si luego no lo utilizaron? ¿Qué papel jugó realmente Yeltsin en todo esto? ¿Por qué el “GKChP” entregó el poder tan fácilmente y todos sus integrantes se fueron a la cama? ¿Se pegó un tiro Pugo (3), o le ayudaron a dispararse?

No sólo es que nadie lo sepa, sino que parece no importarle a nadie.
No nos interesa nosotros, no le interesa al gobierno, no le interesa a los investigadores. ¿Para qué recordar todo eso? La Casa Blanca moscovita brilló con luz propia en la historia nacional en dos ocasiones: en 1991, Yeltsin la defendía y en el 93 la cañoneaba (siendo que celebraba allí sus sesiones el Soviet Supremo de esa misma legislatura en la que el propio Yeltsin había sido su presidente del 90 al 91).

La segunda ocasión sí que es recordada por muchos: significó el comienzo de la actual “República de octubre” (en referencia al “octubre negro” del 93. N de la T).

Mientras, la primera vez parece felizmente olvidada. Todos saben que ocurrió, pero a nadie le interesa especialmente.
Yo mismo, reconozco no me habría acordado, de no ser porque se trata de un aniversario. Gajes de la profesión (como periodistas tenemos más complicado que el resto de mortales ignorar ciertas fechas).
Es posible que todo se deba a que la “República de Agosto” del 91 al 93, resultó ser un experimento fallido.
Proclamó al mismo tiempo la democracia y las reformas económicas neoliberales (entonces presentadas todavía con un envoltorio bonito, que tardó pocos meses en desaparecer sin dejar rastro), dos cosas incompatibles por definición.

La república murió únicamente porque no era viable. ¿Para qué recordar entonces los acontecimientos que supusieron su nacimiento?
Para los rusos de hoy, el agosto del 91 no sólo es historia. Es una desafortunada historia, que es mejor olvidar cuanto antes.


Aún lo lleva peor el gobierno ruso. Seguramente, si el gobierno tuviera vergüenza, se avergonzaría de aquellos días de agosto. Además, son de ese tipo de personas, que a la pregunta: ¿”Pero cómo no les da vergüenza”? explican y demuestran profusamente como es que no les da vergüenza. Pero el problema no está aquí en la vergüenza. Simplemente, nuestros gobernantes, que han destruido los últimos restos de democracia que quedaban en el país, no quieren recordar con nosotros como llamaban al pueblo a defender esa misma democracia. ¿Qué sentido tendría?

No vaya a ser que descienda tu índice de popularidad en las encuestas… tampoco celebran los aniversarios de los sucesos de octubre del 93. Como que no resulta del todo decente tomar al asalto tu propio parlamento, fusilar a sus defensores…se puede hacer en nombre de la democracia. Pero vanagloriarse de esas hazañas y organizar festejos conmemorativos -ustedes comprenderán- no estaría bien visto por la Comunidad internacional. Pero alguna fiesta hemos de tener, ¡alguna fecha del calendario habrá que celebrar!
Es por eso que terminan por tener que andar inventándose días que conmemorar.
Primero fue el 12 de junio. Ese día hubo una especie de declaración (díganme, ¿alguien recuerda alguna palabra de ese documento?)
Recientemente se sacaron la fiesta del 4 de noviembre: día en que se festeja no se sabe muy bien que acontecimientos, que no nos dan ni frío ni calor.

Posiblemente la única fiesta oficial en Rusia, que merezca ser denominada como tal, sea la del 9 de mayo (4). Cierto que están dedicando tiempo y esfuerzos en intentar desvirtuarla, pero por suerte de momento no lo han logrado.
Este es el extraño país que tenemos. Un país en que las auténticas fiestas nacionales se silencian, y en su lugar se ofrecen al pueblo motivos completamente artificiales para celebrar.
Bueno, para beber, no hace falta ningún motivo especial.

Notas
1. En referencia al lugar situado en Bielorrusia, en el que los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, firmaron el “acta de defunción” de la unión Soviética.
2. Residencia de verano de Gorbachov en el mar negro
3. Boris Pugo: ministro del interior de la URSS durante 1990-1991. Tras el fracaso del GKChP, se suicidó (supuestamente).
4. El 12 de junio es desde 1994, la actual fiesta nacional de la Federación Rusa. Día de la independencia, en que se firmó la declaración de soberanía. El 7 de noviembre ha sido abolida como fiesta nacional y sustituida por el 4 de noviembre, día de la virgen de Kazan, en que se conmemora la expulsión de los invasores polacos de Moscú en 1612.
El 9 de mayo se celebra la victoria sobre el fascismo.

Sonido original de la declaración del GKChP:

http://www.sovmusic.ru/download.php?fname=gkcp