Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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17 de enero de 2007

El camarada Sáadat del FPLP se encara al tribunal sionista


EL TRIBUNAL SIONISTA DE ISRAEL APLAZA EL JUICIO…
Y EL SECRETARIO GENERAL DEL FPLP RECHAZA PONERSE DE PIES ANTE EL JUEZ Y REAFIRMA: “QUE ES A LA OCUPACIÓN, A QUIEN HAY QUE LLEVAR A JUICIO”


El camarada Ahmad Sáadat, presentó durante el juicio que tuvo lugar ayer día 14.01.06 en Ofar (Palestina Ocupada) una alegación política donde reafirmó su rechazo a juzgar a la resistencia palestina y a sus combatientes y dijo: “que es a la ocupación, a quien hay que llevar a juicio”.

A continuación, el texto íntegro de su alegación:


No se puede separar este juicio del proceso de lucha histórica en Palestina y que continúa hasta el día de hoy entre el Movimiento Sionista y el pueblo palestino, una lucha que gira alrededor de la tierra palestina, su historia, su civilización, su cultura y su identidad. Así que, cualquier intento de saltar por encima de esta realidad a la hora de tratar las repercusiones del conflicto, sería una intencionada arbitrariedad en contra de los hechos y de la razón. Una arbitrariedad abastecida por los impulsos de la arrogancia vertida desde la parte fuerte del conflicto que, trata de someter a la parte contrapuesta (la débil), utilizando las varas de medir y a los equilibrios de fuerza que controlan sobre el terreno, dicho conflicto.
Y si la función de cualquier aparato judicial es la consecución de la justicia como elemento básico de sus fines, entonces, cualquier práctica honesta, legal y ética, debería dejarse arbitrar por una jurisdicción independiente y por unas leyes que converjan con la legalidad internacional, como autoridad, para realizar una justicia relativa en los conflictos internacionales. Y la legalidad internacional y su organismo legislativo (NNUU), más el conjunto de resoluciones emitidas por el mismo, no legalizó vuestra ocupación, instó a poner fin a su estatus y a eliminar sus consecuencias. Incluso, cuando reconoció a Israel como Estado, en los prolegómenos de la resolución de reconocimiento, se establece como condición, el retorno de los refugiados palestinos que fueron forzados a emigrar. Hasta ahora, no ha sido cumplida dicha condición, además, las convenciones emitidas por dicho organismo, avalan el derecho de nuestro pueblo a resistir a la ocupación, como medio para conseguir la independencia nacional y practicar su derecho a la autodeterminación.
En cuanto a vuestro aparato judicial, que es de donde emana este Tribunal, es uno de los instrumentos de la ocupación cuya función es la de cubrir de legitimidad legal, los crímenes de la ocupación y sus prácticas contrarias a la lógica y a los textos de la ley internacional, además de, legitimar a la ocupación y consagrar sus conceptos, imponiendo los mismos sobre nuestro pueblo a la fuerza, formando parte de una visión israelí impuesta como medio para la administración del conflicto y su naturaleza y caminar por la lógica de la legalidad internacional utilizando la cabeza, en lugar de utilizar los pies, para vendernos el estatus de la ocupación, que es la peor forma de un terrorismo de estado organizado, como si estuviese en un permanente estatus de autodefensa. En frente, se visualiza a la legítima resistencia de nuestro pueblo como si fuese el terrorismo al que hay que combatir, liquidar, juzgar a quienes lo practican, lo apoyan o sueñan con él. Y ante esta contradicción entre las dos lógicas, tendría que haber una sentencia de condena. No me encuentro obligado a revolver las páginas de la ley internacional o de la Declaración Universal sobre Derechos Humanos para describir la situación, ya que, existe un testigo entre vosotros, que es un líder del partido laborista fundador de vuestro Estado, quien ya lo hizo hace mucho tiempo. Dicho líder, describió a las leyes excepcionales internacionales legisladas por la ocupación británica en 1945 un año después de su emisión como “peores que las leyes nazis” y añadió: “es verdad que los nazis habían cometido crímenes, sin embargo, ellos no llegaron a legislar para estos crímenes”. ¿Acaso esto no es una sentencia de condena, cuando tanto vuestro Tribunal, como la lista de acusaciones, se basan en dichas leyes y colocan a la ocupación y a sus instrumentos en la posición de la acusación particular y en la emisora de la sentencia de condena?

En base a lo ya dicho, considero que vuestro juicio a los combatientes de nuestro pueblo como un crimen y una prolongación de los demás crímenes cometidos contra los hijos de nuestro pueblo, empezando por la expropiación de las tierras, pasando por el secuestro de su libertad, el asesinato de sus niños, mujeres, ancianos y su liderazgo político, o juzgando a sus luchadores y líderes, como ya ha ocurrido cuando se asesinó a Abu Ali Mustafa, el Cheij Ahmad Yasin o Yaser Arafat, o cuando se detuvo a ministros, diputados elegidos en elecciones democráticas legitimadas por la Comunidad Internacional, quien había alabado su transparencia, honestidad y libertad y que fueron aprobadas, en su día, por vuestro gobierno. Los referidos crímenes, se siguen cometiendo, y es por ello, por lo que instamos al patrocinador de la legalidad internacional a detenerlos, a presentar a la ocupación y a sus líderes ante un “Tribunal Internacional de Justicia como criminales de guerra”.
Pero lo más importante, o lo que aun es peor, es que la conducta de vuestros sucesivos gobiernos, sigue insistiendo en practicar una lógica fracasada para imponer una solución al tema de la seguridad en el conflicto, en lugar de buscar un tratamiento político basado en la legalidad internacional y en las resoluciones de la legitimidad internacional como preámbulo realista para la resolución de un conflicto crónico que tiene ya más de un siglo de vida, y así, abrir camino para su solución de forma democrática, civilizada y humana. El liderazgo israelí, a través de las sucesivas formaciones de sus gobiernos, se basó en el equilibrio de fuerzas internacional, sobre el cual se fundó su Estado, y sobre la explotación del manifiesto desequilibrio favorable a los intereses militares israelíes, para que Israel recurra continuamente al lenguaje de la arrogancia y de la soberbia como medio para eliminar un conflicto que gana dinamismo en base a realidades históricas objetivas. Así pues, dicho liderazgo, trató hacer fracasar cualquier intento o movimiento para resolver el conflicto pacíficamente y a través de los medios políticos, mostrando su predisposición, a rechazar cualquier iniciativa para construir un proyecto político equilibrado y que emane de las resoluciones internacionales. Así, fue rechazada la iniciativa franco–española–italiana para celebrar una conferencia internacional, incluso antes de delimitar sus funciones, referencias o competencias. Esta política, podría corresponder a los intereses de este liderazgo o tal administración norteamericanos, pero y definitivamente, no sirve a los eslóganes que el liderazgo israelí trata de vender a la población judía de Palestina o a los pueblos del mundo, con referencias al tema de la seguridad y de la lucha contra el terrorismo, puesto que la seguridad, nunca se pudo conseguir en un área donde hay un conflicto entre la ocupación y un pueblo ocupado utilizando la maquinaria militar, fuese como fuese la fuerza y la brutalidad del ocupante. La seguridad, no se realiza más que por la paz basada en una lectura objetiva sobre las realidades del conflicto, y esta paz, comienza al poner fin a la ocupación y al reconocer los derechos nacionales del pueblo ocupado. Comienza por el respeto a la ley internacional, y no por un tratamiento hacia la ocupación como si ésta, estuviese por encima de la ley recurriendo a la lógica de la arrogancia y de la soberbia y, mostrándose al estilo como quien dice: “lo que piensa Mussolini, es la verdad”, lo cual, alimenta los círculos del conflicto y vuestro gobierno, será responsable por las vidas de las personas que se van a desperdiciar y por la pérdida de la seguridad, la estabilidad personal, social y económica a ambos lados del conflicto. Esta realidad, debería impulsar a los judíos en Palestina, a los pueblos del mundo y a sus fuerzas vivas que aspiran a conseguir la justicia y la libertad, para comprender las causas y los impulsos de esta política. Entendemos, con seguridad, que las razones de la política de la ocupación no se basan en la ignorancia política ni en el miedo al futuro o para preservar la seguridad de los judíos como difunden algunos, ya que, la historia contemporánea no ha registrado en sus páginas que un pueblo que lucha por su libertad, y que pudo conseguirla, tuviese que tratar con injusticia, incluso a aquellos que le esclavizaron y le humillaron a lo largo de muchos años. Los ejemplos, y en condiciones similares al conflicto de Palestina, son muchos, como lo fue el caso de Sudáfrica o Zimbabwe.

Lo que mueve la política de vuestro gobierno, es la función adjudicada desde el imperialismo a Israel. Esta función, convierte a los eslóganes levantados por el liderazgo israelí para las masas judías, en eslóganes engañosos, y hace que su lógica, no solo fuese una justificación para los crímenes de la ocupación, sino y también, una política de discriminación racial practicada en contra de las masas de nuestro pueblo en la parte ocupada de Palestina en 1948. Dicha discriminación, es una característica que va acompañada a la fuerza imperialista y conexa a su cultura que, tampoco excluye a la comunidad judía oriental o a los inmigrantes judíos procedentes de África y Etiopía. La cima del pirámide político en Israel, siempre fue ocupada a favor de los intereses de un puñado de capitalistas sionistas locales e internacionales, coaligados con las compañías del monopolio imperialistas de todo el mundo, y que son al día de hoy, quien dirige y orienta las políticas de EEUU e Israel. La paz, la seguridad, la democracia y el bienestar para los judíos en Palestina, además de todos los eslóganes ya consumidos, no son más que ingredientes para la imposición del proyecto norteamericano-imperialista en el Gran o el Nuevo Oriente Medio, tal como lo llamó Simón Pérez y que ya no niegan ni encubren los miembros de los polos de la coalición de la globalización imperialista internacional con EEUU a la cabeza.

En base a todo lo dicho, y en defensa de la justicia de nuestra causa y en defensa de la legítima lucha de nuestro pueblo en contra de la ocupación, rechazo reconocer la legitimidad de vuestro Tribunal o legitimar vuestra ocupación o ponerme de pie ante cualquiera de ellos, puesto que, lo que ustedes llaman una lista de acusaciones o de “infracciones de seguridad”, son en realidad, deberes patrióticos, “si es que tuvieron lugar efectivamente o no”, y que habría que enmarcar dentro del deber general en un contexto de resistencia en contra de la ocupación. Al mismo tiempo, y como Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina, quisiera reafirmar mi orgullo por pertenecer al Movimiento Revolucionario Palestino y a las prolongaciones de dicho movimiento en el plano regional, nacional e internacional y que forman los componentes del Movimiento Internacional Contra el Sistema de Globalización Imperialista, así como, por el marco dirigente de la lucha de los pueblos del mundo y sus clases sociales oprimidas que luchan por la libertad, la democracia, el socialismo, el progreso mundial, el justo reparto de la riqueza, la igualdad entre los pueblos y la paz, rechazando la represión y el concepto de libertad imperialista basado en el expolio, la injusticia y la discriminación racial, y a favor de construir una cultura y una civilización mundiales, humanistas y progresistas para devolverle al hombre su humanismo y abrirle el camino hacia el libre desarrollo.

Me siento orgulloso de ser combatiente a favor de: ponerle fin a la ocupación israelí, realizar la independencia nacional, garantizar el retorno de nuestro pueblo y construir los necesarios mecanismos que conduzcan a una solución democrática e integral al conflicto en Palestina. Una solución capaz de conseguir una paz permanente para toda la población de Palestina, sea judía o árabe. Una solución capaz de realizar la reconciliación histórica, la igualdad y la ecuanimidad, tanto en los deberes como en los derechos, en el marco de un solo Estado democrático sostenido por un sistema democrático que, detesta todas las formas de discriminación basadas en la religión, el nacionalismo, la etnia, la clase social o el sexo.
En fin, puede que este Tribunal no quisiera escuchar esta posición, puede considerar que esta posición está fuera del marco de sus funciones, siendo esta teoría, y dentro de una concepción estrecha, acertada, aunque mi posición esté cohesionada con la lógica y el fundamento del conflicto y sus objetivas causas, la solución minuciosa es aquella que trata las causas y no los resultados. Y ante esta fundamental contraposición, quisiera terminar mi alegación diciendo lo siguiente: “este es vuestro Tribunal y poséis la fuerza para celebrar el juicio y condenarme en base a vuestras listas de acusaciones, la pública y la secreta, y podréis dictar una sentencia preparada por el aparato político y de seguridad que es quien está detrás de este juicio. Pero yo también, poseo una voluntad obtenida desde la justicia de nuestra causa y la determinación de nuestro pueblo para rechazar cualquier papel de este juicio-comedia, y preservando un equilibrio lógico y cohesionado, así como, mi determinación a resistir vuestra ocupación junto a los hijos de nuestro pueblo, a pesar de las reducciones de espacio que imponéis a mis limitados movimientos como prisionero por la libertad”.


Oficina de Información.
14.01.2007

Traducido del árabe por jamal halawa.
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