Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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5 de junio de 2008

[Crónica] Acto de presentación de la Asociación de Amistad con Bielorrusia Popular


El 10 de mayo, un día después de que, en los países de la antigua URSS, se conmemorara la victoria en la Gran Guerra Patriótica (1941-1945), la recién fundada Asociación de Amistad con la República de Bielorrusia celebró su primer acto público, con la participación de Sergey Borisóvich Skvórtsov, Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética.

En presencia de unas cuarenta personas, reunidas en la sala de actos del local La Torna, en el barrio barcelonés de Gràcia, el Presidente y el Secretario de la Asociación de Amistad con la República de Bielorrusia, Juan Cano y, respectivamente, Jordi Solà, inauguraron el acto con una breve, aunque no menos concisa, presentación acerca de la historia más inmediata de la República de Bielorrusia, sin escatimar, al mismo tiempo, los principales estímulos de su iniciativa solidaria, dedicada a la divulgación de la realidad bielorrusa.

A partir del año 1994, Bielorrusia se apartó del declive político, social y económico que sufrirían los demás países integrantes de la antigua URSS. En este sentido, la República de Bielorrusia se caracteriza por un sistema económico centrado en la satisfacción de las necesidades humanas, materiales y espirituales, así como en el aumento del bienestar social. Situada, en el Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, entre los países de alto desarrollo humano, Bielorrusia no ha renegado de su historia más reciente: mantiene los símbolos soviéticos, a la vez que celebra el 9 de mayo, Día de la Victoria en la Gran Guerra Patriótica, y el 3 de julio, Día de la Independencia, esto es, el aniversario de la liberación de Minsk por el Ejército Rojo en 1944. En su política internacional, la República de Bielorrusia destaca por la defensa inquebrantable de su soberanía nacional, por las relaciones con otros países desde el respeto mutuo, entre ellos Cuba y Venezuela, por la defensa de la unidad de los pueblos de la antigua URSS, para los cuales constituye un ejemplo de dignidad política y de estabilidad económica y social.

Finalizados los prolegómenos del acto, los organizadores dieron la palabra al compañero Sergey Borisóvich Skvórtsov, quien compaginó sus observaciones acerca de las idiosincrasias políticas, sociales y económicas de la República de Bielorrusia con una atinada exposición de los problemas más acuciantes qué está viviendo, actualmente, su país natal, Rusia.

A este respecto, Sergey Skvórtsov hizo hincapié en la envidiable política social del estado bielorruso, donde la constante planificación económica permite una dinámica saludable del mercado laboral; donde el acceso a la sanidad, educación y formación universitaria está garantizado para todos los ciudadanos de forma gratuita; donde las pensiones han alcanzado el valor más alto dentro de la Comunidad de Estados Independientes, formada por once de las antiguas quince repúblicas soviéticas; donde, no en último lugar, la elevada inversión económica en el medio rural posibilita que las aldeas bielorrusas constituyan un ejemplo de bienestar y calidad de vida.

En cuanto a la situación rusa, el compañero Skvórtsov se refirió, en primer lugar, a la política exterior de Rusia y, particularmente, a las relaciones con las antiguas repúblicas soviéticas. Concretamente, los vínculos con Bielorrusia fueron los que más se vieron afectados: después de la firma de un acuerdo para la creación de un estado unificado, conformado por Rusia y Belarús, Putin, temiendo, probablemente, que Aleksandr Lukashenko se convirtiese, por elección popular, en el presidente del nuevo estado, llevó dicho proceso a un callejón sin salida. Ni falta hace recordar las no pocas acciones hostiles de Rusia, que, en más de una ocasión y a pesar de acuerdos mutuos, elevó el precio del suministro de gas a Bielorrusia.

Asimismo, la política de Rusia en Occidente consistió en una larga serie de concesiones, desde la supresión de las bases rusas en Cuba y en Vietnam y una posible cesión de las Islas Kuriles a Japón, hasta el establecimiento de bases americanas en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, el apoyo al ingreso en la OTAN de las Repúblicas Bálticas, o bien la propuesta de envío de tropas a Afganistán, después de que se aceptara, sin oposición alguna, la retirada de los soldados rusos de Kosovo.

En la misma línea, tampoco sorprende que la política militar rusa, directamente condicionada por la exterior, se resumiera, a lo largo de los ocho años de mandato de Putin, a la ridícula entrega, al ejército, de 90 tanques, 27 misiles estratégicos, 3 aviones y 1 complejo de defensa antiaérea.

En segundo lugar, la política interior de Rusia conoció, desde la caída del campo socialista, una inestable progresión entre la subida de los precios y la caída de los sueldos, entre la desaceleración económica y la creciente inflación. De ahí el desacuerdo entre el optimismo de las
previsiones oficiales y el precario nivel de vida de la clase trabajadora, de ahí la supresión de los beneficios sociales, de ahí el desespero de la población y, sobre todo, el desánimo de la juventud, cada vez menos contada en un futuro prometedor. ¿Qué decir de la llamada democracia rusa?

Además de la falsificación de los resultados electorales, la represión y la arbitrariedad policiales, la prohibición de mítines y manifestaciones o los numerosos asesinatos políticos, en Rusia, se dificultó, en gran medida, el registro oficial de partidos políticos, así como se procedió a la eliminación de canales de televisión y emisoras de radio independientes, salvo que emitiesen por satélite o Internet. Quizá, sean tan sólo los cementerios, concluyó tristemente el compañero Sergey, el único lugar donde, todavía, se pueda sentir la estabilidad rusa del discurso oficial...

Asociación de Amistad con la República de Bielorrusia
Carrer d’En Bot, 7 08002 Barcelona


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