Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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8 de febrero de 2009

No somos apologistas ciegos de la Rusia burguesa. Añoramos la URSS. Un retrato sobre los males del capitalismo en Rusia‏

Un preocupante retrato de Rusia actual PDF Imprimir E-mail
Hugo R C Souza | Traducido por Enrique F. Chiappa

Es grave la situación del pueblo ruso. En líneas generales, el régimen burgués que vigora por allá funciona de la misma forma de siempre. Pero, con las peculiaridades añadidas por los gánster comandados por Vladimir Putin y Dimitri Medvedev, la oligarquía rusa está llevando las clases populares del país a la ruina, en todos los sentidos y a una velocidad pocas veces observada en la historia negra del capitalismo.

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O conjunto habitacional representa bem o abandono

En el intervalo de dos décadas, una docena de bandidos de bajo nivel fueron promovidos del día para la noche a la condición de empresarios de éxito, todo a cuesta de la dilapidación del patrimonio industrial y natural de aquella tierra. Millones de personas están decayendo en la miseria y pagando con la propia vida por el hecho del grandioso país haber sido transformado en una inmensa vitrina al contrario de los horrores y castigos que los engranajes del moderno capitalismo monopolista son capaces de producir, a fin de multiplicar dinero y penalizar las masas.

La Rusia actual fue transformada por una oligarquía oportunista, corrupta y sanguinaria en un lugar adónde las políticas fascistas vienen siendo estiradas al límite, con intensidad multiplicada si comparadas con las ofensivas anti pueblo emprendidas en otras partes del mundo, en especial en aquellos países que los experts de la piratería financiera acostumbran llamar de "emergentes". Allí mismo, donde un día latió el corazón de la Unión Soviética revolucionaria.

Para nosotros, tomar conocimiento de la realidad de los trabajadores rusos es sí una cuestión de solidaridad, pero también de saber bien hasta donde pueden llegar los esfuerzos de aniquilación movidos por los enemigos del pueblo. Aún más ahora, que los demagogos de este lado del mundo, como Chávez y Lula, están invitando gente como Dimitri Medvedev y toda la mafia rusa para hacer negocios en América del Sur.

Expectativa de sólo 60 años

En Rusia, cuando se habla en aniquilación del pueblo, se trata realmente de aniquilación, literalmente. A parte del conflicto en que se metió en la Georgia, hace tiempo que el ejército de Rusia no enfrenta las armas de cualquier otra nación, pero, aun así, los números de su demografía son los de un país en guerra. Su población, que actualmente es de 142 millones de habitantes, está disminuyendo a un ritmo de 700 mil personas por año.

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Cartazes da época do revisionismo

Eso significa que de aquí a 50 años los rusos pueden ser reducidos a dos tercios de los que son hoy. La expectativa de vida de los hombres en Rusia es de sólo 60 años, una de las menores del mundo y la misma del final del siglo XIX. Este dato también remite a la mortandad en los campos de batalla, pero son explicados por la desertización económica.

Desertización literalmente. La gran burguesía mafiosa, con sus millonarios monopolios de los sectores de petróleo, gas y minería, produjeron lo que el pueblo ruso acostumbra llamar de "agujeros negros" en el vasto territorio de más de 17 millones de kilómetros cuadrados. Se trata de extensiones de más o menos 100 kilómetros casi sin habitantes y ninguna actividad económica. Son largos tramos que se extienden entre las regiones que circundan las 168 ciudades rusas que tienen más de 100 mil habitantes.

Los geógrafos hablan en "selección social negativa": los jóvenes migran para las pocas grandes ciudades, los más viejos y los incapacitados para el trabajo pesado quedan para tras, rodeados por el nada, acabándose, sucumbiendo a la pobreza, a la desilusión y a la bebida.

Treinta por ciento de las muertes de los hombres en Rusia están directa o indirectamente vinculadas al consumo en exceso de bebidas alcohólicas. Entre las mujeres, el índice es del 17%. Acontecen más de 400 mil muertes evitables por año, en razón de enfermedades y otros factores relacionados al alcohol. Son desde problemas cardíacos fatales hasta accidentes, suicidios y asesinatos.

En las grandes ciudades, la precariedad de la vida y el miedo de perder el empleo prácticamente mantienen gran parte de las personas borrachas, esforzándose para mantener la sobriedad sólo cuando están en el local de trabajo. La vodka es uno de los pocos productos en Rusia que están relativamente inmunes a la inflación. Entre los años de 1990 y 2005, por ejemplo, el índice de los precios de productos alimenticios aumentó casi cuatro veces más rápido del que el índice de los precios del alcohol.

Dictadura del chantaje

En otros puntos, países como Brasil ya fueron colocados por sus clases dirigentes en situación semejante a la de la Rusia actual. Allá como aquí, el sistema público de salud es una ofensa al pueblo, la educación es precaria, la policía es corrupta y utilizada como instrumento de represión a la primera señal de descontento popular.

La pequeña propina es la moneda que corre el día a día, paralelamente al rublo. Se paga por fuera para conseguir incluso productos y servicios básicos, lo que significa que el Estado encabezado por Putin y Medvedev, impuso por la realidad objetiva que gran parte de la gente rusa se transformara en corruptores activos y pasivos. O eso, o vivir en condiciones aún más humillantes. Más o menos lo que sucesivas administraciones anti pueblo vienen haciendo en territorio brasileño.

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Prédios abandonados

El método de gobierno impuesto a los rusos por Putin es la dictadura del chantaje. El sistema se basa en el aumento de la renta media de los trabajadores, pero a partir de un nivel bajísimo y a un ritmo de crecimiento irrisorio, principalmente llevando en cuenta la inflación, que cerró 2008 en torno a los 13%.

No obstante esta relación — que es mitad feudal y mitad explotación capitalista en el estado más bruto — la miseria que castiga las clases populares del país las dejan aún más vulnerables a sucumbir al verdadero objetivo de Putin y Medvedev: la pasividad del pueblo comprada con algunos rublos de más en el fin del mes. En Rusia, la oligarquía que se apoderó del país exacerba la lógica del capital de intentar minar la fuerza de la gente simple con las propias urgencias de la vida común.

"Estabilidad", siempre ella...

Poco antes de la farsa electoral del día 2 de marzo del año pasado, que marcó la transferencia del cargo de "presidente" de Rusia, el entonces mandatario Putin hizo pública la chantaje, declarando a un periodista extranjero: "Los salarios están aumentando 16% al año en Rusia. Las personas quieren que esto continúe, y ellas ven en Medvedev un garantizador de esta tendencia". Dicho y hecho: el candidato oficial, Medvedev, venció el pleito fraudulento con 70% de los votos.

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A desertificação em diversas cidades

Por otro lado, investigaciones demuestran que dos tercios de la población rusa consideran que no tienen cualquier influencia sobre la vida política y económica de su propio país. Mientras una burguesía criminal va dominando toda la economía y los recursos naturales, sus representantes en la administración nacional tratan de erradicar cualquier posibilidad de ciudadanía y cualquier trazo de una democracia verdadera, sustituyendo ambos por una retórica económica vacía, cuya finalidad es de más engaños.

Cualquier semejanza no es mera coincidencia. El lema de la gerencia Putin-Medvedev es "estabilidad", que es el lema de los actuales Estados burgueses, la misma con la cual a décadas los gerentes instalados en las administraciones nacionales latinoamericanas, africanas y asiáticas vienen llenando la boca para hablar de las maravillas que vienen haciendo por las clases dominantes locales y por el capital financiero sin fronteras — esto mientras alegan que en la verdad realizan prodigios en nombre de los trabajadores de los cuatro cantos del mundo.

"Estabilidad" es la palabra mágica con la cual se lleva a cabo toda suerte de ofensivas a favor de los capitalistas y contra el proletariado, bajo la mentira recurrente del "gobierno para todos".

En Rusia, este y otros estratagemas del capital vienen siendo empleados en su extremo. Guardadas las especificidades de cada lugar, esto significa que los mecanismos de engaño y explotación que finalmente constituyen los propios engranajes del capitalismo son básicamente los mismos en USA, en Rusia, en Brasil y en las demás naciones.

Crisis y castigo

Las diferencias de intensidad y método de los enemigos del pueblo quedan por cuenta del papel de cada país en la división internacional del trabajo, que define como se desarrollarán las ofensivas de la burguesía contra los trabajadores de los diferentes países. En Rusia, donde los monopolios fueron llevados al límite, la explotación y el aniquilamiento del pueblo está llegando al límite también.

Ahora, con la crisis económica corroyendo las bases del sistema capitalista global, las perspectivas son de agravamiento de la situación del pueblo ruso. Aún las grandes ciudades, donde la realidad de los trabajadores es relativamente mejor, tienden a ser devastadas por el desempleo y por la degradación de las condiciones generales de vida. El patronato nacional, mancomunado con Putin y Medvedev, y las empresas extranjeras que los dos zares capitalistas dejaron entrar en Rusia están comenzando a colocar el proletariado en la calle, a meter el cuchillo en los salarios y a avanzar sobre los derechos ya muy dilapidados.

El Kremlin tomado por los mafiosos viene intentando, vanamente, calmar los ánimos de las masas, que están próximas a decir "¡basta!" a tanta precariedad. La oligarquía ya mandó un recado a los medios de comunicación: la palabra crisis no puede aparecer en el mismo texto con la palabra Rusia. Y esto vale tanto para los vehículos estatales cuánto para el oligopolio internacional de la prensa que opera en el país.

Es bastante probable que, en un futuro próximo, la mano pesada del Estado ruso burgués y represor intensifique los castigos al pueblo, recurriendo a la farsa nacionalista típica de la era Putin como disculpa para evocar cuestiones de seguridad y, así, tratar las masas en la rienda corta. Todo para proteger la dictadura del chantaje y de los oligopolios. Este es un proceso que ya viene diseñándose en los últimos ocho años, desde que Putin se hizo la principal figura de la patota que comanda el país. El fascismo, que está por toda parte, tiende a intensificarse aún más, e inmediatamente donde ya muestra su cara de forma más franca.

Aunque masacrado, el pueblo comienza reacción contra Putin

Gran parte de las informaciones que constan en este relato sobre las actuales condiciones de vida del pueblo ruso está en un cuaderno especial sobre el país que la revista británica Economist publicó a finales del año pasado. Esta revista es uno de los baluartes del liberalismo burgués y, si no fuera la prisa en dar explicaciones anticomunistas para la tragedia de las clases populares de allá, quizás esta vez consiguiera hasta realizar un buen trabajo informativo.

Intentando explicar los aciertos por fuera que los rusos hacen entre sí para llevar la vida, o sea, intentando explicar la pequeña corrupción en realidad incentivada — o prácticamente impuesta — por Putin y Medvedev, la Economist llegó a decir que "setenta años de Unión Soviética hicieron la vida inventiva y adaptable". En otra página, la revista también intenta atribuir a la Unión Soviética la increíblemente baja expectativa de vida que los rusos tienen bajo el Estado burgués, aún registrando el hecho de que en 1964 la expectativa de vida de los hombres rusos era de 65,1 años — el mismo patrón en la época observado en el llamado "Occidente".

De la misma forma, la Economist intentó atribuir a lo que llama de sistema "soviético paternalista" el descalabro en el sistema de salud del país. El trabajo de desinformación es casi increíble. La revista llega a decir que los rusos de hoy tienen la salud precaria porque el Estado soviético tenía por objetivo "luchar contra infecciones y epidemias, y no capacitar las personas para cuidar de su propia salud". La lógica absurda: se intenta descalificar la Unión Soviética porque Rusia revolucionaria se esmeraba para mantener el pueblo lejos de las enfermedades. La esquizofrenia del liberalismo burgués realmente no conoce límites.

El pueblo ruso es que sabe de sí, y por eso es que, aún masacrado en su vida cotidiana y ferozmente reprimido al primer grito de revuelta, él comienza a rebelarse contra el autoritarismo y el capitalismo de Putin. Las clases populares de Rusia saben muy bien que sus desdichas se deben a la mafia de oligarcas que ha en el ex presidente y actual primer ministro del país su hombre de mayor confianza. Y toda esta confianza se basa en la creencia de que Putin, ahora asesorado por Medvedev, es capaz de minar la bravura y acabar con la dignidad de un pueblo históricamente preparado para la lucha.

Traducciones: enriquerjba@gmail.com

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

O sea se añora la carestía cronica de bienes de primera necesidad como papas o pan, y los asesinatos depuratorios en la era de Stalin y se olvida fácilmente que la corrupción del aparato estatal ya estaba fortalecida en la Rusia Comunista o quizas los beneficios insultantes de los altos funcionarios de los regímenes comunistas a lo largo del mundo no eran ciertos....

6:59 a. m.  

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