Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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29 de agosto de 2009

Tras dos décadas de la caída del muro de Berlín, muchos ciudadanos de la antigua RDA añoran el régimen socialista




Según la prensa burguesa:
PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN

Frustrados, racistas y nostálgicos del socialismo. Es la dura imagen que se tiene a menudo en Alemania de parte de los ciudadanos de la desaparecida República Democrática Alemana. En estos días en los que el país se prepara para celebrar el 20° aniversario de la caída del muro de Berlín, todos se esfuerzan por vender la reunificación alemana como un éxito en todos los sentidos, pero la realidad social es algo distinta.
«Hay bastante gente, sobre todo los más mayores, que quieren que vuelva la RDA, su partido, el socialismo... Son los camaradas tradicionales que se han quedado en el pasado», comenta Carola, dueña de una librería en el barrio de Weisensee, en el Este profundo de Berlín. Pero no lo dice solo ella, sino decenas de estudios realizados en las últimas dos décadas.
El último, publicado en julio, ofrece resultados desoladores. El 42% de los habitantes de la antigua RDA se declara «decepcionado» o «muy decepcionado» con el sistema en el que viven y el 41% expresa tendencias xenófobas. Unas cifras que, a pesar de todo, algunos miran aún con optimismo.

Ver el vaso medio lleno
El diario Bild Zeitung, por ejemplo, aseguró al publicar el estudio que Alemania era al fin «una patria unida», sobre la base de que «casi» la mitad de los alemanes del Este ya se sienten «satisfechos» o que un 38% considera que ha ganado con la unificación.
Pero lo cierto es que las cifras han empeorado. Hace una década era un 58% de los alemanes de la antigua RDA el que se mostraba satisfecho. «Justo ahora atravesamos momentos difíciles, con la crisis y demás, y eso puede influir. Pero yo creo que casi toda la gente de mi generación o más jóvenes se sienten felices por vivir en el sistema actual y no en el anterior», añade Carola. Esta librera ha pasado gran parte de sus 42 años en el mismo barrio que parece haberse quedado estancado en otro tiempo.
Apenas dos kilómetros separan Weissensee de uno de los barrios más de moda de la ciudad, pero el mundo en estas calles es completamente distinto. Un ejemplo más de que por todo el país siguen existiendo dos Alemanias. En la calle de la librería de Carola apenas hay más negocios, aunque sí varios bares que cuentan con una clientela habitual cada día de la semana desde
bien temprano. Las caras nuevas no son bienvenidas. Nadie quiere hablar con un extraño, y menos de política. «Para que luego nos retraten como ciudadanos de segunda...», dice entre dientes un vecino que se niega a añadir nada más.
«El problema principal es que la mayoría de los habitantes de la ex- RDA no se siente suficientemente integrado. No se sienten ciudadanos alemanes», explica Gunnar Winkler, presidente de la organización Volkssolidarität, encargada de realizar el informe. El estudio refleja que una gran mayoría, el 77%, siente que vive peor que los alemanes del Oeste y se queja de que en la Alemania reunificada no son tenidos en cuenta ni se reconocen los méritos
personales y profesionales de sus años en la RDA. Sobre todo los jubilados y los parados se sienten traicionados por un sistema completamente ajeno al que conocieron durante la mayor parte de su vida. De hecho, según el estudio, uno de cada diez parados desearía que volviera a instaurarse la RDA y separarse del oeste de Alemania.

La juventud, más positiva
Un desencanto, en general, que, desde la organización Volkssolidarität, se atribuye a las crisis económicas que ha vivido Alemania desde el 2002 y al fracaso de los gobiernos socialdemócratas. Hechos que también han influido en la fe en la democracia de los alemanes del Oeste, aunque entre ellos aún hay una confianza del 61%.
En lo que coinciden el informe y Carola es en que las generaciones jóvenes tienen otra visión de Alemania. Quizá en el 30 aniversario de la caída del muro la afirmación del Bild Zeitung sobre la patria unida sea al fin verdad.
De momento, queda mucho para acabar con las diferencias y, ante todo, con la percepción que se tiene de ellas a ambos lados de la extinta frontera.

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