Nuestra lucha no se trata de una mera elección estrecha entre opciones electorales dentro del actual régimen, sino de apostar por formas de organización económica y espiritual, cualitativamente superiores a la civilización burguesa, donde se garantiza la emancipación del proletariado y la democracia real. Es la lucha popular por la conquista de la civilización socialista, partiendo del estudio científico de las bases materiales que lo posibilitan y con el objetivo último del comunismo.

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13 de septiembre de 2010

Hay mucho que aprender del Poder soviético. Discurso en la Duma de Ziuganov

Gloriosa koljosiana soviética.

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Estimados diputados.
Este año hemos celebrado una fecha excepcional, el 65 aniversario de nuestra victoria en la Gran Guerra Patria. Numerosas han sido las publicaciones aparecidas, en las que pretendían hacernos ver que no estuvimos preparados para la guerra, que tuvimos pérdidas enormes. Sin embargo nuestro país supo entonces trasladar más allá del Volga 1.500 empresas, evacuar a diez millones de personas, y desde la nada comenzar a fabricar la mejor maquinaria. Antes del comienzo de la guerra llevamos a cabo una auténtica modernización. Así que habría mucho que aprender del Poder Soviético.
En lo que hace referencia a la tragedia que hemos vivido con los incendios, ya estábamos todos advertidos. Abran los cajones de sus escritorios. Allí cada uno de ustedes encontrará el informe “Los límites de la caída”, preparado hace unos años por los más destacados científicos y especialistas, representantes de todos los partidos y movimientos. En él se afirma directamente: “Nuestro país se ha pasado el “semáforo en rojo” en 21 indicadores, si seguimos manteniendo ese rumbo, las catástrofes e incendios son inevitables”.
Estuvimos estudiando detalladamente las causas de la tragedia en la Central Hidroeléctrica de Sayan-Shushensk. Yuri Dmítrevich Masliukov y Nikolai Ivánovich Ryzhkov prepararon un informe de 100 páginas. Seleccioné varios extractos de ese informe, y durante varias horas estuvimos debatiendo este tema con el primer ministro Putin. Se tomaron algunas medidas, pero sigue sin tomarse un enfoque sistémico de esta problemática. La reciente avería en el sistema eléctrico en San Petersburgo que dejó a oscuras a la mitad de la ciudad, es una demostración elocuente.
Antes de que se aprobase la ley de bosques en el 2006 preparamos una nota. Científicos e importantes especialistas del ramo explicaban cómo en los últimos 200 años se había venido desarrollando la silvicultura en nuestro país. Yo preparé un informe especial sobre Alemania, sabedor del interés de V.V. Putin hacia ese país, donde le mostraba con todo detalle cómo estaban allí organizadas las medidas de prevención contra los incendios forestales. He de decir que entonces nos dieron la razón, nos dijeron que se aprobaría un documento especial conjuntamente con la ley de bosques. Sin embargo, tengo en mis manos el documento firmado por el primer ministro…apenas el 3 de agosto del año en curso. Lleva por nombre “Sobre la puesta en ejecución de la vigilancia estatal contra incendios en los bosques”. Es el mismo documento que debía haber sido aprobado hace cuatro años. Durante este tiempo los servicios correspondientes hubieran podido coordinar su trabajo y preparase para hacer frente a los elementos. En lugar de eso, se han visto prácticamente desarbolados.
En la época soviética en el sector de la silvicultura trabajaban 70 mil guardas forestales. Cada empresa forestal contaba con su torre de observación. En cuanto empezaban los calores, había una persona vigilando el bosque desde ella, y en cuanto se producía el más mínimo conato, la gente acudía a sofocarlo.
En mi tierra natal confluyen los bosques de Briansk y Kaluga. Cada año teníamos algún incendio, pero nunca ninguno importante. Siempre había entre cinco y diez personas preparadas para sofocarlo, porque para eso había una organización que respondía. Hoy apenas han quedado guardabosques, y tratándose de una profesión familiar, es imposible llevar a alguien de fuera y obligarle a que trabaje en el bosque.
En su intervención, el diputado de “Rusia Unida” Isayev ha criticado al gobernador de la región de Vladimir, Nikolai Vinográdov, por su supuesta mala gestión ante una situación excepcional. Para información del señor Isayev, en la región de Vladimir, aunque se declaró el estado de emergencia, no hubo ninguna víctima mortal. Sólo hubo una persona en toda la comarca que rellenase una solicitud exigiendo una compensación, pero al ver lo rápido y bien que se estaban construyendo las nuevas viviendas, la retiró. Solo hubo cuatro personas que se quedaron sin documentación y a los que ya se han entregado sus nuevos documentos de identidad. Todo lo que ha hecho Vinográdov se corresponde fielmente con lo que establece la legislación. El presidente de la Duma, Gryzlov, tiene en su poder una nota informativa donde está todo explicado, e insisto en que haga llegar a todos los diputados una copia, empezando por Isayev.
De las decisiones que tomemos hoy y en un futuro cercano dependerá mucho. Ya nos hemos fundido la mitad del petróleo y el gas, apenas queda para un par de décadas. Mientras que en nuestro territorio se encuentran la mitad de los bosques de conífera del planeta. En la época soviética los bosques suponían la segunda mayor fuente de ingresos tras el petróleo y el gas, aportando cada año cerca de 80 mil millones de dólares. Es un recurso renovable, que puede alimentar a varias generaciones.
Si diseñamos un sistema de protección y reproducción de bosques, el planeta nos dará las gracias.
En los años del Poder Soviético, en el país contábamos con 50 mil haciendas colectivas, en cada una de las cuales había una brigada contra incendios. Hoy ya no queda ninguna.
Ya son 41 millones de hectáreas de tierras cultivables cubiertas de maleza y cardos. Hemos acumulado tanta hierba seca en 5 años, que cualquier colilla prendería un gran incendio. Antes se araba todo, desde las zonas forestales, pasando por aldeas y pueblos. Hoy la mitad del parque de tractores ha desaparecido y la otra mitad está en el taller.
Y ya que hablamos de turberas, sólo en la explotación turbera en la región de Shatura había 70 brigadas antiincendios. Nada de eso ha quedado.
Mientras el señor Kudrin (ministro de Economía. N de la T.) ha destinado en los presupuestos del año que viene, menos de un uno por ciento para bosques, tierras y aguas, y la mayoría de la Duma lo ha aprobado.
Hasta los idiotas saben que si se destina a esos fines menos de un 10% del gasto presupuestario, es imposible utilizar esas riquezas.
En lo que hace referencia a los militares, quisiera nuevamente recordarle al señor Isayev, que en 1972 el ministro de Defensa Grechko dirigía personalmente la extinción de incendios, en donde participaban 100 mil militares. Sólo en la región de Moscú se instalaron 1.300 km de tuberías. Ahora en la extinción de incendios han participado 11 mil soldados y en cuatro regiones apenas se han habilitado diez veces menos tuberías que entonces. Pero lo más lamentable, es que todas esas unidades especializadas, que nos salvaron en Afganistán y nos ayudaron a enfrentar las consecuencias del terremoto en Spitak, en Armenia, que ayudaban a preservar la seguridad del país, han sido disueltas por el señor Serdiukov y ya no representan una unidad orgánica. ¡Se trata de nuestras reservas estratégicas! ¡Detengan a este obtuso!
He estado investigando detenidamente lo que pasó en la base de la Marina incendiada cerca de Kolomna. ¿Cuál es el resultado de la reforma del señor Serdiukov? Solo dejó a cuatro oficiales de entre todos los que había. Había una brigada contra incendios que suprimieron. Había un sistema de seguridad militarizado que disolvieron. Y las diez, quince personas que quedaron se las vieron y desearon durante dos semanas intentando salvar el objetivo encomendado. Llamaron al viceministro de Defensa, que llegó, vio lo que había, para luego mandar un camión de bomberos, que se marchó después de cuatro horas. Como resultado se logró salvar una base estratégica. Tras lo ocurrido despidieron a los oficiales, a los que seguramente, habría que haber condecorado. Llamo al “partido del poder” a que aclare lo sucedido allí. Siento pena por los soldados y oficiales.
Coincido con el ministro Shoigu en que en la extinción de los incendios tomaron parte un gran número de gente muy válida, pero la situación hizo que la tragedia fuese inevitable. Un solo remolcador de artillería hubiera podido salvar cualquier pueblo, pero no había.
Nuestras propuestas son bien sabidas: primeramente el aumento de la dotación presupuestaria para la esfera de la seguridad nacional; la adopción de nuevas leyes de tierras, bosques y agua; recuperación de las antiguas haciendas colectivas. Si no se resuelven los problemas aquí expuestos, los incendios continuaran y en mayor medida.
No pensamos votar a favor de la propuesta hecha por “Rusia Unida” por considerarla indefinida e incompetente.

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